Las dunas
costeras son uno de los ecosistemas en mayor peligro de desaparición en
Cantabria. Sus especies, todas de porte herbáceo, son exclusivas de
estos ecosistemas, por lo que su desaparición significaría la pérdida
irreversible de plantas muy especializadas.
En la zona más cercana al mar, donde los granos de arena depositados
por la marea son interceptados, ligeramente por encima de la pleamar
viva media, comienza a asentarse la primera banda de vegetación pionera
dunar representada en Cantabria fundamentalmente por la grama del norte (Elymus farctus), acompañada generalmente por el espinardo (Salsola kali), el rucamar (Cakile maritima) y la arenaria (Honkenya pelopides).
Donde la influencia marina es nula, los arenales se elevan y forman cordones en la parte interna de las grandes playas de Cantabria.
Se produce en esta zona de crecimiento una cierta estabilización de la
duna gracias al asentamiento de vegetación que reduce su movilidad,
especialmente del barrón (Ammophila arenaria),
que por su por su envergadura e intrincado sistema radical es la
principal planta fijadora de este medio. Otras especies características
de esta zona son el cardo marino (Eryngium maritimun), el cárex de arena (Cárex arenaria) o la lechetrezna (Euforbia paralias).
Más hacia el interior, en las zonas más resguardadas de la playa, el
sustrato arenoso se fija en extensas planicies cubiertas por vegetación
menos especializada, en la que se mezclan especies propias de arenal con
otras oportunistas. Son típicas las praderas de Festuca rubra, Lolium perenne, Lagurus ovatus, Phlenum arenarium y Briza maxima. Aparecen también Medicago marina y M. littoralis, la linaria marítima (Linaria maritima), la clavelina (Dianthus monspessulans) y la algodonosa (Otanthus maritimus).
En Cantabria se localiza el mayor campo dunar del Cantábrico, las Dunas de Liencres, declarado Parque natural por el Decreto 101/1986, de 9 de diciembre de 1986,
siendo el principal elemento natural que determinó la creación del
Parque el sistema dunar situado en la margen derecha de la desembocadura
del río Pas3
El parque es una auténtica joya ecológica, por el enorme desarrollo de
sus dunas y su aceptable grado de conservación, que se encuentra
amenazado por los proyectos de desarrollo urbanístico actualmente
existentes en su entorno, que superan con creces la capacidad de carga
de este valioso ecosistema. También fue incluido en el Inventario
Nacional de Puntos de Interés Geológico del IGME.4
Datos Fuente. wikipedia.
Las costas acantiladas de Cantabria, de desarrollo vertical y altura
variable, albergan comunidades, adaptadas, como en el caso de las dunas, a la cercanía al mar. Estas comunidades se desarrollan sobre dos tipos de sustratos, las calizas duras, dominantes superficialmente en la región, y las margas y areniscas, más deleznables, con mayor desarrollo de los suelos.
La primera cintura de vegetación, la más próxima al mar, se
caracteriza por la presencia de especies de porte herbáceo creciendo en
las fisuras de las rocas, como el hinojo de mar (Chrithum maritimum) o el llanten marino (Plantago maritima) y en fisuras más protegidas el helecho marino (Asplenium marinum).
Al ascender en el cantil la vegetación se hace más abundante apareciendo, además de las especies anteriores, la armenia (Armenia maritima y A. pubigera ssp. depillata) y el espliego marino (Limonium lanceolatum), al este de la ría de San Martín, en Suances. Las zonas en las que no es posible el arraigo de vegetación superior son colonizadas por líquenes, como Xantoria parietina o Verrucaria maura.
La aparición de zonas más tendidas en las que se asienta con más
facilidad la vegetación posibilita la aparición de nuevas especies como
la zanahoria silvestre (Daucus carota ssp. gummifer), la angélica (Angelica pachycarpa) o el mastuerzo (Lobularia maritima), acompañadas de pequeñas praderas de gramíneas donde domina la festuca (Festuca rubra).
Por último, ya en situaciones elevadas bastante alejadas del mar, crecen los matorrales de brezo (Erica vagans), genista (Genista occidentalis) y tojo (Ulex europaeus).
Las marismas constituyen uno de los hábitats de mayor interés
científico, ya que poseen la mayor biodiversidad de todos los
ecosistemas existentes en Cantabria. En Cantabria, las comunidades
marismeñas poseen un buen desarrollo, en el Parque natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel5 en la ría de La Rabia,
en las dos Tinas, y como en el caso de las dunas, su conservación se
encuentra amenazada por la presión urbanística existente en su entorno.
Estas comunidades forman un complejo de asociaciones florísticas con
una distribución muy diversa, atomizada y variable en el espacio,
respondiendo principalmente al grado de salinidad del medio.
Las marismas de Cantabria poseen, en las zonas más inundadas por el agua del mar, praderas de Zostera marina y Zostera noltii, ambas especies en peligro de extinción en el litoral atlántico europeo. Cerca del nivel inferior de las mareas aparece la espartina (Spartina spp.) y por detrás las salicornias(Salicornia spp.) o el limonio (Limonium vulgare).
Finalmente, en las zonas más alejadas del mar con menor influencia del
agua salada (desembocaduras de los ríos, orillas de canales, charcas…)
aparecen los los juncales y cañaverales de Juncus spp., carrizo (Phragmites comunis) y Scirpus spp.
Cantabria es una comunidad eminentemente costera,
como lo demuestra el hecho de que la mayoría de su población vive junto
al mar, lo cual conlleva una gran presión humana sobre el litoral. Lo
más diferenciador de la costa cántabra respecto al resto de España, con la excecpción de Galicia, es la presencia de rías, que le dan un perímetro más enrevesado; así, Cantabria goza de 1 km de costa por vada 25 km2 de superficie, mientras que el total de España se sitúa en 1 km por cada 126 km2. Estas rías toman nombre propio diferente del de sus ríos; por ejemplo, la ría de Mogro es la desembocadura del Pas, y la ría de Cubas la del Miera. Pronto, la plataforma sobre el mar Cantábrico se deshace en grandes pendientes hacia las profundidades, aguantando sólo entre 15 y 30 km mar adentro.
En general, la costa cántabra presenta los siguientes rasgos comunes:
- Costas altas tendentes al desarrollo rectilíneo.
- Presencia de rías profundas.
- Presencia de acantilados abruptos.
- Formación de puntales y barreras arenosas en los estuarios, a causa de las corrientes encontradas.
La costa cántabra queda dominada por acantilados calizos que se
oponen a la acción de las olas, hecho que ha permitido la formación de
pocas y pequeñas islas. Por otro lado, las montañas de la Cordillera Cantábrica se acercan al litoral, al igual que sucede en Asturias y el País Vasco, especialmente en las regiones cercanas a éstos.
En toda la costa destaca la bahía de Santander, el puerto más grande y seguro entre Burdeos y La Coruña, si bien su forma ha menguado con los siglos a la vez que se ha ensanchado la cercana ría de Bilbao. La bahía santanderina resguarda de todos los vientos excepto del sur. Un cronista dijo que era «el puerto (...) más ancho, seguro y fuerte de toda la costa cantábrica y, por tanto, uno de los cinco famosos que tiene España».1
Las aguas cántabras varían entre los 11ºC en febrero y los 20ºC de agosto, un cambio pequeño debido a la Corriente del Golfo, que en invierno mantiene las aguas a una temperatura mayor a la que les correspondería por su latitud.
Los vientos dominante en invierno es el Noroeste. En general no son
peligrosos, excepto el Sur en la bahía de Santander, que levanta un gran
oleaje. Entre junio y septiembre se produce en ocasionas la Galerna, muy peligroso para las embarcaciones que se encuentren en alta mar.
Desde antiguo se tiene constancia de la presencia humana en la costa cántabra. Existen evidencias ya en el periodo Musteriense, hace 40.000 años, y se sabe que en época romana existían al menos los puertos de Flaviobriga (Castro Urdiales), Portus Victoriae Iuliobrigensium (Santander), Portus Blendium (Suances) y Portus Vereasueca (San Vicente de la Barquera).
Durante la Baja Edad Media destaca la actividad de la Hermandad de las Cuatro Villas, mientras que en el siglo XVI casi 90% de los barcos destinados a las Indias y al Pacífico
se construyeron entre Cantabria y el País Vasco. Después, y aunque la
construcción naval cayó en desuso en el norte de España, siguió siendo
una tarea importante para las bahías de Santander y Santoña.
No es fácil, marinas preciosas, olas que rompen y el agua perfectamente captado. preciosidad de blog.
ResponderEliminar